Este blog nace de una necesidad inmensa de escribir y de expresar-me.
(Que desafortunadamente he estado reprimiendo)

Planeo hacer reseñas de cosas que me gusten o citas que me inspiren.

viernes, 27 de mayo de 2016

Clannad Ova

La nieve empezó a congelar su nariz.
Pero no era nada.
Las lagrimas empezaron a calentar su rostro.
Vió su espalda.
El frío viento congeló su cuello.
La nieve seguía cayendo.
-Tomoya-kun- carraspeo su voz casi inaudible a la distancia a la que estaban.- Tomoy...-
No la oyó.
Todo se rompió.
El dolor en el pecho se hizo insoportable.
Las lagrimas seguían saliendo.
Se había ido.
Para siempre.
Esperaba no volver a verlo.
Pero era imposible.
Los sakuras desnudos contemplaban el llanto.
Empezó a correr. Lo agarró del hombro.
El Se dio vuelta.
- Dijimos que esto debía terminar - dijo antes de contemplarle el rostro.
No se dijeron nada.
La contempló asombrado.
La imagen era demasiado triste. La nieve empeoraba el panorama.
Pero no se amaban.
O si lo hacían.
Y por eso esto.
El se iba de la ciudad. Debía irse a Tokyo
Ella no iba a pedirle que se quede.
Seguía llorando. El también lloraba ahora.
La abrazo. Pidió perdón y ella se sintió culpable por querer forzar a que la amaran.
- Lo siento Tomoya-kun, no debo, se que esta mal, lo siento-
- Esta bien -la apartó porque las lagrimas habían cesado-
Era el fin.
Se contemplaron por última vez.
La nieve se había acumulado en sus cabezas.
Se agitaron levemente.
Fue una escena graciosa.
Rieron juntos por última vez.
Un recuerdo en común los unió una vez mas: La última vez que visitaron el lugar había sido en primavera.
Que ironía.
La vida te pone en situaciones y momentos como si fuese una película.
Pero no era una película. El dolor era real.
Seguía ardiendo el pecho.
Hubiesen preferido dejar sus manos horas en la nieve y seguro dolía menos.
Por qué por qué por qué
No hacían mas que pensar en eso.
Pero pensando no se lograba nada.
La nieve seguía cayendo, como si intentara sepultar ese momento.
Para congelarlo. El cuadro se llamaría Tristeza.
Nunca habían experimentado el dolor tan de cerca.
Era como si una sombra se posara dentro y tapara el único rayo de luz que tenemos.
Porque solo tenemos uno.
Y siempre brilla en función del otro.
Pero la sombra también es el otro.
La sombra nos habita. ¿Nos habita el otro?
La sombra también somos nosotros.¿Somos la sombra?
La sombra mora en el dolor.¿Y donde esta el otro?

Y lo entendieron. No se correspondían.
Pero eso no era no quererse. Por el contrario.
Y sonrieron por dentro.
Por fuera seguían llorando.
No se volvieron a ver.
Terminó ese momento.
Pero nunca volvieron a sufrir como en ese momento en su vida.